miércoles, diciembre 10

¿Tu cabeza no da para más? pon tus manos a trabajar!

Desde que acabaron las vacaciones escolares tenía la esperanza de que la rutina me permitiría un poco de desahogo en este ritmo de vida tan frenético que llevamos, pero me doy de morros contra la realidad voy dando cuenta de que eso no es posible. Tenemos las mismas tareas que nuestros padres hace cincuenta años, pero además tenemos un montón nuevo de distracciones que no significan necesariamente relajarse: internet, teléfonos inteligentes con tropecientas aplicaciones, decenas de canales de televisión, tiendas y superficies comerciales que ríete tu de las 500 millas de Indianápolis comparado con una visita a un super-hiper-macro-tienda con carrito de compra que nunca va en la dirección elegida, y que tienes que pasear de arriba a abajo buscando "esa-masa-de-hojaldre-tan maravillosa-que-todo-el-mundo-recomienda" mientras tus hijos desaparecen constantemente de tu vista... ejem, mejor no sigo.

Me gusta la organización, otra cosa es que lo sea, pero intentarlo lo intento y mucho. Para ser organizada hay que tener la cabeza ordenada, y cuando tienes mil y un pensamientos revoloteando ahí dentro eso resulta algo complicado. Hace tres semanas mi cabeza era como el disco duro lleno de un ordenador... no tenía espacio ni para "desfragmentar" ¿qué hice? buscar en qué ocupar mis manos!


Este aparador era marrón oscuro, tipo castellano antiguo, y estaba deseando probar la famosa chalk paint, o pintura de tiza. ¿Cómo resultó mi experiencia? me gustó, pero tampoco diría que es la más maravillosa de las pinturas que existen. Es fácil de usar, no hay que lijar, no necesita tapaporos -aunque yo le dí cera neutra de anticuario para rematar el acabado- y aunque no es barata es verdad que cunde mucho. Lo mejor? que durante el trabajo mi cerebro se relajó como hacía meses que no lo hacía.

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